Si estás usando una prensa de aceite de coco para procesar tus propios alimentos saludables, ya sabes lo valioso que es tener un producto natural, sin aditivos ni altos niveles de calor. Pero ¿cómo asegurarte de que cada gota de aceite que obtienes sea tan pura como tu intención? Aquí tienes cinco técnicas prácticas que transforman tu máquina de prensado en una herramienta profesional — sin necesidad de invertir en equipos nuevos.
La clave está en mantener la temperatura por debajo de los 45°C durante todo el proceso. Según estudios publicados en Food Chemistry, al mantener esta temperatura, se conservan hasta un 92% de los fenoles naturales del coco, que son esenciales para combatir el estrés oxidativo. En comparación, los métodos industriales que operan a más de 70°C pierden hasta un 60% de estos compuestos.
“El aceite de coco prensado en frío no solo sabe mejor, sino que también cumple funciones antiinflamatorias y cardiovasculares más efectivas.” — Dr. Ana López, Nutricionista Clínica, Universidad de Barcelona
Antes de introducir el coco rallado en la prensa, sécala ligeramente (no más de 10 minutos en horno a 40°C). Esto reduce la humedad del material, aumentando la eficiencia de extracción. Prueba esto: si usas coco húmedo, podrías obtener solo un 65% de rendimiento. Con coco previamente deshidratado, subes a un 82% — ¡un salto de casi 25 puntos porcentuales!
Limpia la tolva y las placas de prensado después de cada uso. Usa agua tibia + vinagre blanco (una parte de vinagre por tres de agua) para eliminar residuos grasos. Esto no solo evita malos olores, sino que mejora la vida útil del equipo en un 30–40%. Además, usa el modo económico cuando no estés produciendo en grandes volúmenes: consume hasta un 40% menos energía.
Los residuos de coco después del prensado (el "bagazo") pueden reutilizarse como abono orgánico o incluso como fuente de biogás en sistemas rurales. Una sola tonelada de coco procesada genera aproximadamente 150 kg de bagazo, que puede generar hasta 10 kWh de energía renovable si se gestiona bien. Así, no solo cuidas tu familia, también contribuyes al planeta.
No necesitas ser experto para empezar. Solo ajusta este paso, y tu aceite de coco será más puro, más sabroso y más responsable. Deja que cada gota cuente.